(escribe prof. Alejandro Carreño T.) Por lo menos él se cree el matón del barrio, amenazando a todos quienes no piensan como él, lo cuestionen y le digan por las claras lo que es: un vulgar ladronzuelo que mediante la mentira y la fuerza de las armas se apoderó del poder, tiene a su pueblo en la miseria y a más de siete millones de venezolanos que ingresan ilegalmente a diversos países, complicando su estabilidad económica y social.
Como su pasatiempo favorito, fuera de oprimir a su pueblo, es denostar y proferir amenazas que nadie toma en cuenta, porque él hace tiempo que dejó de ser un personaje al que se le pueda tomar en serio, por estos días la agarró con el presidente electo de Chile José Antonio Kast, que ha prometido expulsar a los migrantes ilegales que inundan el país. El matón Maduro no entiende que Chile no rechazará a los migrantes que hayan entrado por la puerta, con su documentación al día y sean un aporte efectivo para el progreso del país.
Entonces sacó del bolsillo su condición de malero y lanzó la amenaza al presidente electo chileno: “Usted podrá ser pinochetista convicto y confeso, pero cuidadito le toca un pelo a un venezolano, los venezolanos se respetan. ¡Cuidadito! Escúcheme bien, oyó, que el que se mete con Venezuela se seca y usted se puede secar aceleradamente, señor Kast“ (en su programa Con Maduro+), que transmite el canal estatal Venezolana de Televisión (VTV). Espero que sepa que su amenaza comprende a la inmensa mayoría de los chilenos, aburridos con la delincuencia chilena y extranjera que asuela el país.
El señor malero debe entender, también, que sus amenazas le rebotan a la sociedad chilena y, ciertamente, al presidente electo José Antonio Kast, que prontamente le respondió: ”Me tienen sin cuidado”. Y agregó: “Yo me centro en las declaraciones de Maduro que es un dictador, narcodictador y que hoy está pasando momentos difíciles por la acción que está ejerciendo Estados Unidos”. No necesita más. No vale la pena, porque Maduro no vale la pena. No merece que un presidente electo con más de siete millones de votos legítimamente obtenidos, pierda su tiempo con un usurpador y matón como él, fascista de la peor calaña.
En todo caso, lo que Nicolás Maduro diga a partir de marzo del próximo año, tendrá todavía menos repercusión tanto en el presidente Kast como en la sociedad chilena, puesto que, como la prensa ya lo informó, el gobierno de Chile no pretende mantener relaciones diplomáticas ni con Cuba, Nicaragua ni Venezuela, porque son regímenes que atentan contra la democracia, los derechos humanos y no representan ningún aporte para el país.
En matón Nicolas Maduro deberá, por lo tanto, buscarse a otra persona, si es que aún continúa siendo un usurpador, donde desahogar su virulencia purulenta y malera.